
Una de las cosas más interesantes que me dijo y que cada tanto me sirve recordar, es que ellas antes de subir al barco, firmaron un acuerdo de trabajo. Durante el viaje en bote podían hablar y discutir de un montón de cosas, pero nunca se podía poner en discusión lo que firmaron en el acuerdo. Sobre esa base, es sobre la que construían todo. El acuerdo decía cosas como:
Cada una iba a dar lo mejor de si misma, siempre
Imagínense remando 2 hs, descansando 2 hs, así durante 2 meses. Si tu compañero empieza a aflojar, en un bote 1 tonelada, eso se siente y afecta a todos.
Si alguien dice algo, es por el bien del equipo, no por su bien invididual
Cuando uno está andando tanto tiempo en un medio tan inhóspito, como es el océano, cansado, con hambre, la piel salada, lejos de casa, etc. es muy probable que la cabeza empiece a maquinar cosas por si sola. A asumir cosas que no lo son (no se quiere levantar porque ya no le importa), a sentir que quizás nos están tratando de manipular con las palabras (me trata bien, porque quiere que la ayude), etc.
Resulta muy sano tener estas reglas de equipo claras. Cosas que todos aceptamos y que estamos dispuestos a cuidar con responsabilidad, por el bien de todos.
Hasta los 3 mosqueteros tenían acuerdo de trabajo: todos para uno y uno para todos.
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